Fernando Quevedo fue el farolillo rojo del Tour de Francia 92. Sus palabras y su pundonor siempre serán recordados.
La etiqueta de “farolillo rojo”
La palabra tantas veces utilizada por locutores y aficionados nació en el Tour de Francia, donde se le dio originalmente el nombre de ‘Lanterne Rouge’ al corredor que acumulaba peor tiempo, y que con los años se ha acabado utilizándose para referirse al último clasificado en otros deportes y competiciones.
Se utilizó este término como clara referencia al farolillo con luz roja, que iba colgado en la parte trasera del último vagón de un tren. Este farol, indicaba dónde acababa el convoy y también servía para comprobar, de un simple vistazo, que no se había desenganchado ningún vagón.
Lejos de ser un palabra despectiva y humillante, para los aficionados al deporte de las dos ruedas es un ejemplo de poder terminar una prueba sin importar la posición. Al ciclista se le reconoce el gran mérito que tiene el acabar la carrera, y no abandonar durante el transcurso de la misma.
«Mejor el farolillo, que ser penúltimo» Igor Flores (Farolillo rojo, Tour de francia 2002)
Fernando Quevedo Salazar nació en Madrid en el 1964. Después de un tiempo de amateur recaló en el equipo BH. En el 1990, el equipo Amaya le fichó y ahí es donde más labor hizo y más se le recuerda. La misión que tenia en el equipo fue ser gregario de los grandes cracks que tenía el conjunto español: Laudelino Cubino, Fabio Parra, Jesús Montoya, Oliverio Rincón y Antonio Martín, aquella promesa perdida en el 94
En el año 92, el Tour llegaba con la incertidumbre de si Induráin lograría el doblete de Giro-Tour en el mismo año. En el equipo AMAYA tenían toda su confianza en la labor de Jesús Montoya, después de la gran Vuelta a España que hizo siendo líder durante 12 días y plantando cara a Rominger.El jefe de filas del Amaya el murciano Montoya, en la etapa de Sestriere perdió todas sus opciones.
Nuestro protagonista de hoy, Fernando Quevedo rozó el fuera de control. El madrileño llegó desfondado con el coche escoba, luchando por no terminar fuera de control de tiempos. A su llegada los periodistas le preguntaron sobre la gesta de Induráin, que ese día estaba más cerca de seguir haciendo historia. Fernando Quevedo exhausto tuvo unas palabras muy polémicas cargadas de blasfemia, a día de hoy todavía son recordadas…
¿Héroe Induráin? El héroe soy yo, que siendo infinitamente peor tengo que realizar las mismas etapas. Esto es insufrible, no puede haber nada más duro. Si le cambio a Jesucristo la bicicleta por la cruz me devolverá la bicicleta y se llevará tres cruces para compensar”
Aquel 1992 fue muy grande en España a nivel cultural por la Expo de Sevilla. En deportes seria recordado por la primera Copa de Europa del Fútbol Club Barcelona, y los Juegos Olímpicos con ese gran Fermín Cacho cruzando la línea de meta. En ciclismo ese año será recordado por el doblete de Induráin (Giro-Tour), el Oro en ciclismo en pista de José Manuel Moreno Periñan en Barcelona’92 y por como un español nacido en Madrid finalizaba el último en la general del Tour, pero el primero de los que no se atrevieron a participar.