En 1995 se vivió una jornada histórica: el primer Oro en un mundial en ruta de un español, y un gesto de humildad de un ciclista único como Miguel Induráin.
Para ser un campeón en cualquier deporte, primero hay que tener presente que se puede perder o no ser siempre el primero. Saber perder es un libro de David Trueba, una lectura que regaló el entrenador de Fútbol, Pep Guardiola a sus jugadores del Barcelona en 2009. La técnica del mánager era con el fin de que estuvieran preparados en la derrota, antes de la victoria. El resultado no pudo ser más excelente, y en esa temporada el F.C.Barcelona consiguió todos los éxitos posibles.
Induráin, puede ser comparado con los mejores contrarrelojistas de la historia, en sus ascensiones a ritmo con los mejores escaladores y en el llano con los mejores rodadores. La diferencia de Induráin a otros campeones estuvo en Colombia , aquel mundial tan duro que desde entonces ninguno lo ha igualado. El pirata Marco Pantani e Induráin eran los máximos favoritos sin duda. La escuadra española estuvo implacable, destacando al desaparecido José María Jiménez »chava», entre otros. Abraham Olano demarró e Induráin como un gladiador no dejó que nadie más luchara por el oro. Miguelón, en calidad de gregario anuló todo ataque en el grupo perseguidor con una facilidad pasmosa. La batalla más grande de Olano fue contra el mismo y un desafortunado pinchazo que le hizo apretar los dientes y como todos sabemos se proclamó campeón mundial
Todos los españoles nos levantamos del sillón para celebrar el triunfo del español Abraham. No era el ídolo esperado de los españoles ese día, pero eso no cambiaba la historia. La alegría en todos los rincones de España llegó gracias al guipuzcoano. Por detrás, Induráin en un magnifico sprint lograba una plata por delante de Pantani, y sorprendentemente entraba con una sonrisa tan grande como si hubiera ganado. El combinado español volvía hacer doblete como ya realizó en la prueba contrarreloj, esta vez cambiando las posiciones. El mundial de Colombia para España fue histórico.
Aquel día Miguel dio una nueva exhibición. Esta vez no seria consiguiendo su quinto Tour de Francia consecutivo, pulverizando relojes en una crono, subiendo a ritmo un enorme puerto o destronando el récord de la hora del Graeme Obree.
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El 8 de Octubre de 1995, Induráin dio una lección de humildad, de compañerismo, de demostrar que ser segundo también es una victoria, que ser segundo también mola.
La victoria siempre tiene todas las bendiciones. El segundo siempre es el que se queda con la miel en los labios. El triunfo es lo más grande, pero… ¿ Qué tiene de derrotado ser el segundo cuando ayudas a que otro compañero logre ser recordado para siempre?.