El ciclista estadounidense Greg Lemond, en 1987 vivió una serie de sucesos que dificultaron su carrera deportiva.
"Cuando las cosas van mal,solo pueden ir a peor – La famosa ley de Murphy."– By Vetusta Morla
Algo así debió pasar por la cabeza de Greg Lemond en 1987. Ese año Perico rozó el triunfo en el Tour y Roche hizo historia al alcanzar la triple corona.
El año maldito de Greg
Lemond había irrumpido con fuerza en el ciclismo. Era un superclase que desde muy joven se había forjado un gran palmarés, en lo que cabe destacar un campeonato del mundo en el 83. En el 86 al destronar del Olimpo de Paris a Hinault, nada hacia preveer que al año siguiente no repetiría triunfo en el Tour de Francia.
En el mes de marzo del 87, mientras disputaba la Tirreno-Adriático sufrió una caída que le ocasionó una rotura de muñeca. El ciclista se fue a su país de origen a recuperarse.
El 20 de abril de 1987 será para siempre una fecha imborrable para Lemond.
Greg Lemond se fue de caza con su cuñado Pat Blades a un territorio familiar, en el estado de California. En un momento dado, Greg se escondió en unos arbustos para tratar de no espantar a una presa. Su cuñado Pat vio un movimiento y disparó a Greg pensando que era un animal. Al momento de ver que se trataba de Greg, se le cayó el mundo encima. Lemond se encontraba perdiendo mucha sangre y estaban a 30 kilómetros de la ciudad. Después de varias llamadas por fin llegaron los equipos de emergencias al lugar. En San Francisco fue intervenido de Urgencia, durante 2 horas. Lemond fue alcanzado fortuitamente por el disparo a la altura del riñón derecho, del diafragma y del intestino delgado. Merci Johnson, del servicio de Prensa del Centro Médico Universitario de Sacramento en 1987, dijo que el riñón izquierdo del corredor no le funcionaba más que un 10% de lo normal. En la radiografia se encontraron hasta 60 perdigones. A día de hoy Greg todavía tiene 40 en su cuerpo.
La noticia conmocionó al mundo sobre todo a Europa, ya que en USA el ciclismo era poco popular. Como se suele decir las desgracias nunca vienen solas y su cuñado por sentirse culpable se intentó suicidar. Una de las cosas más impredecibles de la vida es la muerte y el momento que vas a nacer. La mujer de Greg Lemond, con todas estas emociones en el cuerpo se puso a dar a luz.
Después de todo aquello, todo se complicó más de lo que aparentemente decían los médicos que vaticinaban un mes de recuperación para el ciclista. El estadounidense estuvo todo ese año con problemas y el TOSHIBA no le renovó. El PDM se hizo con sus servicios para el 88, pero el ciclista sufrió apendicitis y tuvo que ser nuevamente intervenido.
No hay colisión, ni ley, ni gravedad que te pueda hacer caer … aunque tiren a dar – By Vetusta Morla
Algo de eso tuvo que pensar Greg cuando en el 89, un equipo muy modesto como el AD Renting – Coors Light pensó en él. Greg volvió a lograr el Tour con una inolvidable crono el último dia con el manillar de triatleta, y posteriormente su tercero con el equipo Z ,donde ya sonaba con mucha fuerza un tal Miguel Induráin, pero como se suele decir eso ya es otra historia…